Newyork

Serpientes sobre el césped… bajo el piano, por la alberca y en prisión

Suena el teléfono. Es la prisión local. Hay una serpiente en una celda. Al cabo de pocas horas, también se han visto serpientes en una escuela, debajo de un piano guardado en un garaje privado y cerca de una piscina parecida a una laguna en una residencia de ancianos. Los clientes no quieren tenerlas.

Los negocios nunca le habían ido tan bien a Stuart McKenzie, quien dirige un servicio de captura de serpientes en Sunshine Coast, un frondoso enclave a lo largo de kilómetros de playa virgen en el vasto estado australiano de Queensland. En los días más ajetreados puede recibir más de 35 llamadas relacionadas con serpientes problemáticas.

Queensland alberga el mayor número de especies de serpientes de Australia: unas 120. De ellas, dos tercios son venenosas y unas pocas son mortales. En toda Australia, las muertes por mordedura de serpiente siguen siendo muy poco frecuentes —unas dos al año— y se puede decir que en Queensland los reptiles son parte de la vida.

En los meses más fríos del año —que suelen ser de abril a septiembre— las serpientes se vuelven perezosas y pueden pasar semanas sin comer, beber, defecar o incluso moverse. Pero a medida que el mundo se calienta y el clima en el sur de Queensland cambia de subtropical a tropical, este periodo de aletargamiento se reduce, lo que produce más encuentros inesperados entre humanos y animales.

McKenzie a la caza de una serpiente en una casa.

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