Marco Rubio, el leal soldado de Trump en política exterior

Después de que el presidente Trump destituyera el jueves por la noche a Mike Waltz, su asesor de seguridad nacional, se decantó por alguien menos belicista respecto a Rusia y dispuesto a seguir al pie de la letra su planteamiento de política exterior respecto a Irán, Gaza y China.

No tuvo que buscar mucho.

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Al nombrar a Marco Rubio principal asesor de política exterior, además de su principal trabajo diario como secretario de Estado, Trump recurrió a un antiguo rival político que ha pasado los tres primeros meses del gobierno siendo un leal soldado itinerante y un eco fiable de la agenda del presidente.

Ahora Rubio ayudará a dirigir esa agenda tanto desde dentro de la Casa Blanca como desde la sede del Departamento de Estado, aunque el viejo amigo del presidente, Steve Witkoff, siga siendo el negociador jefe, encargado de poner fin a las guerras en Ucrania y Gaza y de llegar a un acuerdo con Irán sobre su programa de armas nucleares.

Leslie Vinjamuri, directora del Programa sobre Estados Unidos y las Américas de Chatham House, un instituto de investigación con sede en Londres, dijo que Rubio está “dispuesto a alinearse y a seguir a Trump”. Lo que estamos viendo, a lo largo de esta gestión, es: la lealtad es lo primero, lealtad al hombre, lealtad a la misión”.

Pero al consolidar tanto poder en política exterior en una sola persona, añadió, Trump se arriesga a perder a quien pudiera proporcionarle perspectivas políticas diferentes o consejos contrapuestos.

“Acabas de reducir el número de puntos potenciales para que alguien diga: ‘En realidad, mira lo que acaba de pasar’”, dijo. “‘Mira esta información que contradice lo que sospechábamos’”.

Es probable que la nueva misión de Rubio, que a menudo exige que el asesor de seguridad nacional permanezca en la Casa Blanca y cerca del presidente, dificulte aún más su capacidad para viajar por el mundo como principal diplomático de Estados Unidos. Eso dejará aún más espacio a Witkoff, quien tiene poca experiencia en política exterior, para continuar sus negociaciones por todo el mundo. Pero es probable que Rubio tenga la atención de Trump más a menudo si pasa tiempo en su nuevo despacho de la primera planta del ala oeste, a pocos pasos del Despacho Oval.

En cuanto a Rusia, es menos probable que Rubio desafíe a Trump que Waltz, quien es un belicista republicano más tradicional. Waltz ha abogado internamente por imponer fuertes sanciones a Rusia si no llega a un acuerdo para poner fin a la guerra en Ucrania, y así lo hizo el lunes, según una persona con conocimiento de lo ocurrido. Trump ha dado pocos indicios públicos de estar interesado en esa opción.

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La ideología belicista de Waltz, sus críticas al presidente de Rusia, Vladimir Putin, y su anterior apoyo al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, lo han convertido en objeto de profundas sospechas en el gobierno, según tres personas estrechamente relacionadas con el presidente.

Steve Witkoff sigue siendo el negociador jefe, encargado de poner fin a las guerras en Ucrania y Gaza y de llegar a un acuerdo con Irán sobre su programa de armas nucleares.Credit…Maansi Srivastava para The New York Times

Sin Waltz en la Casa Blanca, habrá un funcionario de alto rango menos que sirva de conducto informal a Trump para los líderes extranjeros. Pero para Ucrania, Medio Oriente, Rusia y China, el ascenso de Rubio resalta la determinación del presidente de hablar con una sola voz unificada.

Como senador por Florida, Rubio había sido un firme crítico de Rusia y un entusiasta defensor de Zelenski después de que Rusia invadiera Ucrania en 2022. Pero como secretario de Estado, Rubio ha formado parte del coro de funcionarios del gobierno que advierten públicamente de que Trump podría simplemente alejarse del asediado país.

“Tenemos que averiguar aquí y ahora, en cuestión de días, si esto es factible a corto plazo”, dijo Rubio a los periodistas a mediados de abril, mientras se reunía con líderes europeos para discutir un alto al fuego en Ucrania. “Porque si no lo es, entonces creo que vamos a seguir adelante”.

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Rubio también ha replicado la línea del presidente sobre el conflicto entre Israel y Hamás en Gaza, y ha dicho en numerosas ocasiones que “Hamás debe ser erradicado”. Después de que Trump sugiriera que se expulsara a los palestinos del territorio para dar paso a una “Riviera de Gaza”, Rubio publicó en X que “Estados Unidos está dispuesto a liderar y hacer que Gaza vuelva a ser hermosa”.

Al igual que su jefe, Rubio ha dicho que China es la “mayor amenaza” de Estados Unidos, y ha sido un feroz defensor del deseo de Trump de adquirir Groenlandia y el canal de Panamá. En declaraciones a los periodistas el mes pasado, Rubio se negó a decir que el presidente descartaría el uso de la fuerza para apoderarse de Groenlandia.

“Lo que no vamos a hacer es dejar que China venga ahora y, por ejemplo, les ofrezca un montón de dinero y pasen a depender de China”, dijo Rubio. “Él dijo: ‘No voy a descartar nada si Groenlandia es invadida por una potencia extranjera como China, Rusia o cualquier otra’”.

Y aunque Rubio ha repetido la advertencia del presidente de que Estados Unidos no permitirá que Irán adquiera un arma nuclear, también ha seguido la directiva de Trump de buscar un acuerdo diplomático que elimine la necesidad de una acción militar.

“Esta es la mejor oportunidad que van a tener”, dijo Rubio sobre Irán en una entrevista con Sean Hannity en Fox News el jueves por la noche. “El presidente Trump es un presidente de paz. No quiere una guerra”.

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Witkoff ha liderado las conversaciones con Irán en las últimas semanas. Pero Rubio también se ha hecho oír, insistiendo en que cualquier acuerdo debe exigir que Irán renuncie a la capacidad de enriquecer uranio, incluso para reactores nucleares. Los dirigentes iraníes han rechazado públicamente esa exigencia, afirmando que deben tener derecho a producir uranio.

“Tal vez esto pueda interpretarse como un indicio de que Waltz no estaba en sintonía con Trump —demasiado belicista— en cuestiones como Ucrania e Irán”, dijo Hal Brands, profesor distinguido mención Henry A. Kissinger de la Universidad Johns Hopkins.

Michael D. Shear es corresponsal en la Casa Blanca de The New York Times. Ha reportado sobre política durante más de 30 años.